domingo, 9 de octubre de 2011

La Democracia en América

En los años en que Tocqueville escribe “La Democracia en América” la mayoría de las naciones de América estaban en ciernes, sin embargo, el estudio y análisis del caso en particular de Estados Unidos no podía si no resultar sumamente interesante, incluso apasionante, pues parecía desprenderse del más puro idilio político, donde los hombres se agrupaban y se daban un gobierno libremente, considerando a ese gobierno como su representante,  era “El contrato social” realizado, y a partir de él se fundaba la política de un Estado Democrático.

Era la culminación, de años de política, y razón humanas en pugna por emanciparse de la fe teológica, y su deseo abigarrante por el poder  sin distinción alguna, y ahora ante este estado de la razón, no cabía para Tocqueville si no la pregunta de, ¿En qué consiste este estado? Que, hasta el momento solo había existido en la mente de grupos intelectuales preocupados por desentrañar el problema principal del hombre; su destino histórico.

Así y quizás el principal objeto de su análisis y maravilla por la Democracia en América, para Tocqueville es un punto tan simple como angular para su desarrollo, La igualdad de Condiciones.
Dice Tocqueville; “Así pues, a medida que estudiaba la sociedad norteamericana, veía cada vez más, en la igualdad de condiciones, el hecho generador del que cada hecho particular parecía derivarse, y lo volví a hallar constantemente ante mi como un punto de atracción hacia donde todas mis observaciones convergían”.

El segundo principio importante a rescatar, se encuentra en la doctrina Jeffersoniana, la cual explica que todos los hombres han sido creados iguales. Este hecho esta matizado con la idea Aristotélica de que “La esencia de la política esta matizada por la existencia de los hombres”, esto es concluido por Tocqueville en su obra cuando dice; “No difiriendo entonces ninguno de sus semejantes, nadie podrá ejercer un poder tiránico, pues, en este caso, los hombres serán perfectamente libres,  porque serán del todo iguales, y perfectamente iguales por que serán del todo libres.”

Ahora esto sienta las bases de una democracia, mas no una democracia en sí misma, Tocqueville siempre atento a este problema, da dos respuestas en apariencia contradictorias, pero que se autocompletan entre sí.
Y es que por un lado la Democracia en si misma presupone la idea de la Representación, y la igualdad de oportunidades la misma idea de que todos puedan ser escogidos para ser representantes, o más propiamente que cualquiera pueda serlo, para Tocqueville esa es la gran cuestión, “no se trata tanto de encontrar los medios de hacer gobernar al pueblo, si no de escoger a los mas capaces de gobernar y de darle a estos un poder lo suficientemente grande para que puedan dirigir la totalidad de su conducta, y no el detalle de los actos ni los medios de ejecución.”

Ahora bien a esta misma idea que el propone, Tocqueville encuentra un problema al que también plantea su solución, pero no como una ideología contraria a adoptar (aunque lo parezca) si no como un sistema de contrapesos, decía Tocqueville que “Bajo la sombra de la misma soberanía popular se establecerá un nuevo despotismo de elegidos.”  Para evitar dicha situación Tocqueville ideo su “Teoría general de la asociación”  a través de la cual el pueblo ejercería presión al despotismo de elegidos, él decía; “las asociaciones políticas pueden considerarse como grandes escuelas gratuitas, donde todos los ciudadanos aprenden la teoría general de las asociaciones (...)Una asociación política, industrial, comercial o bien científica o literaria, es un ciudadano ilustrado y poderoso que no se puede sujetar a voluntad ni oprimir en las tinieblas, y que, al defender sus derechos particulares contra las exigencias del poder, salva las libertades comunes.”

En este difícil libro, Tocqueville analiza primero y parte por parte el sistema y forma de gobierno Estadounidense, su división de poderes, el sistema bipartidista, sus costumbres, su ideología, etc. Mientras que en las segundas y terceras partes del libro Tocqueville, toca a fondo la Teoría del Estado Democrático, tratando de extrapolarla de su punto de observación y pudiendo llevarla a toda Europa, cual Prometeo Intelectual del alba del nuevo mundo, como dice Tocqueville; “En lo que yo quería destacar, Los Estados Unidos no eran más que el marco; La Democracia era el tema. Y si me vi obligado a generalizar, fue para la idea se percibiera más claramente en Europa.”

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